Esto es clave: en Villa La Angostura no se toca bocina. Jamás. Nunca. Ni aunque veas un perro manejando en contramano.

Acá tocar bocina no es señal de alerta, es señal de que sos de afuera. Y más precisamente, de que sos porteño (con todo lo que eso implica). El sonido de una bocina rompe la calma que tanto se cuida. Por eso no se usa. No hace falta.

¿Querés pedir paso? Bajás la velocidad, ponés cara amable, y esperás. ¿Querés saludar? Bajás la ventanilla y movés la mano. La bocina solamente se usa para un saludo amable tipo TI TI y nada más. Anotalo porque te estoy salvando de que te miren mal Ja...

“El que toca bocina, pierde. Pierde la magia del lugar y, posiblemente, el respeto del resto del pueblo.”