Hay algo en ese momento en el que el sendero deja de subir con fuerza y empieza a abrirse. El bosque se despeja y aparece el cielo. Subir al Cerro Belvedere no es sólo llegar a la cima: es encontrarte con vos mientras escuchás las ramas crujir, ves el lago Correntoso aparecer entre las lengas, y sentís que el aire es más liviano.

La subida arranca desde el final del acceso a la Cascada Inacayal. Son unos 3,5 km de caminata con algo de exigencia (desnivel de 450 m y creeme que nosotros llegamos con la lengua afuera), pero nada imposible si vas con ganas. Lo mejor: los miradores intermedios, donde muchas veces terminamos charlando con viajeros o simplemente mirando en silencio.

El Belvedere es de esos cerros que siempre dan ganas de volver. No importa cuántas veces subas, la vista del Nahuel Huapi, el Correntoso y la cordillera cambia con cada estación.